Estructuras Narrativas

sábado, 29 de septiembre de 2007

Tiempos de Narración

Allí estaba Ina, tan callada como siempre, con su pelo largo y su piel tan blanca como lo recuerdo. Acostumbraba a sentarse en ese sofá viejo y sucio. Por supuesto, siempre estaba sucio pues cada vez que Ina se sentaba allí, tomaba un paquete grande de esas chucherías que venden en los grandes supermercados y no le daba importancia a las migajas que caían sobre su cuerpo. Pero cuando le empezaban a fastidiar simplemente se sacudía y los dejaba sobre él sofá. El único momento en el que se lavaba las manos, era cuando cogía una hoja de papel blanca y un lápiz 2B y dibujaba alguna nueva víctima y su victimario.

Allí está Ina, tan callada como siempre, con su pelo largo y esa piel tan blanca que me gusta recordar. Sentada sobre ese sofá viejo y sucio. Siempre esta sucio, pues cada vez que Ina se sienta a ver sus producciones, toma un paquete grande de esas chucherías que venden en los grandes supermercados y no le importa que caigan migajas sobre su cuerpo. Cuando queda invadida de pedazos de comida, simplemente se sacude y deja que caigan sobre el sofá. Poco le importa la suciedad, sólo, cuando toma una hoja de papel blanca y su lápiz 2B, lava sus manos y comienza a dibujar alguna nueva víctima y su victimario.

Ina pronto se sentará en ese sofá, ese mueble sucio y feo. Se pondrá a ver alguna de sus producciones mientras se come uno de esos grandes paquetes de chucherías que venden en los grandes supermercados. Dejará que las migajas caigan sobre su cuerpo, y cuando esté completamente invadida y no lo soporte más, se sacudirá dejándolas sobre el sofá. Mirará sus manos y no las lavará, pues no le importará hasta que tenga una hoja de papel blanca y su lápiz 2B, para empezar a dibujar alguna nueva víctima y su victimario.

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